Bad Ischl se sitúa en la Región de los Lagos de Austria, esta pequeña localidad ha ido surgiendo de la unión progresiva de un buen número de asentamientos de diferentes tamaños. Se plantea actuar sobre una extensión de 24,6 hectáreas, dando cabida a 2.100 habitantes. Con la intervención se pretende superar la tendencia general de dispersión urbana, compactando la ciudad y mejorando los servicios de transporte urbano. Uno de los objetivos del proyecto es equilibrar la proporción de edificios residenciales y establecimientos de actividad laboral.
El proyecto está compuesto por tres núcleos de actuación, un nuevo subcentro urbano, la renovación y readaptación de una zona industrial próxima y la colmatación de los intersticios urbanos del área de Neuner con nuevas residencias.
El nuevo subcentro urbano se extiende alrededor de la nueva parada de tranvía, con un radio máximo de 300 m. Una red de caminos y el eje principal que los atraviesa conectan las zonas residenciales con los equipamientos. Los soportales de la calle principal, permiten resguardarse a los peatones de las agresiones climáticas, además dotan al espacio de un carácter de uso plurifuncional.
Las edificaciones se orientan de manera que se aproveche al máximo las horas de sol, y se abren las vistas hacia los espacios naturales exteriores. Para lograr una mayor integración con el entorno se ha procurado conservar, en la medida de lo posible, los espacios de valor natural. También se han intentado alejar las edificaciones el máximo posible de la carretera interregional que limita el emplazamiento, con objeto de minimizar las molestias de ruido y contaminación.
Se ha desarrollado la idea de “puntos de servicio”, pequeños lugares fácilmente reconocibles y con una ubicación prominente donde se concentran determinados equipamientos a pequeña escala. Las zonas verdes constituyen importantes áreas recreativas, y presentan gran diversidad; un gran parque público con el arrollo integrado en él, ajardinamiento de las calles y plazas, zonas verdes semipúblicas, jardines privados y vegetación integrada en la edificación.
Se consigue un entorno diversificado y con calidad estética gracias a la variedad del tejido urbano y de las tipologías edificatorias. El espacio público consiste en una red de plazas comunicadas por medio de vías de carácter diferente y zonas verdes con distintos usos. La red de itinerarios peatonales no es accesible al coche y solo se permiten vehículos de carga y descarga, además las vías peatonales y de ciclistas están integradas en las redes compartidas con los barrios vecinos.
Se ha considerado que la variedad arquitectónica y una oferta inmobiliaria diversificada son los mejores recursos para crear un barrio lleno de dinamismo social, cuyos residentes asuman las tareas comunes y sean capaces de crear redes sociales que promuevan la comunicación.
Fuente:
La ecociudad: un lugar mejor para vivir
Google earth
Texto:
Esther Vidal Bartoll
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