El primer barrio sostenible de Castilla-La Mancha surge del concurso internacional de ideas EUROPAN, en su sexta convocatoria (junio 2001). Se propuso desarrollar un modelo urbanístico que permitiera conjugar el espacio construido, el espacio público y el paisaje, en los terrenos de difícil integración urbanística dentro del Polígono Residencial Santa María de Benquerencia, en Toledo. Este Polígono es, hoy por hoy, el barrio más populoso de Toledo, con 20.000 residentes censados y uno de los núcleos de mayor proyección social, económica y urbanística de la capital castellano-manchega.
El plan posee 29.560 m2 de suelo residencial, 8.805 m2 de suelo dotacional, 20.972 m2 de espacios ajardinados privados, 3.331 m2 de zonas verdes públicas, una superficie peatonal de 5.172 m2 y una superficie de 11.172 m2 para tráfico rodado. La altura de la edificación, oscila entre 4 y 8 plantas, es coherente con el entorno, liberando espacio para un tapiz variado de superficies filtrantes que trasladan al espacio público la idea de flexibilidad, polivalencia, economía y sostenibilidad, a través de un diseño sencillo pero cuidadoso.
Los volúmenes se combinan en la “sección potencial” que permite tomar decisiones en función de parámetros de densidad, soleamiento, control de sombras y microclimas, equilibrio de espacios públicos y privados, y, en definitiva la creación de un tejido social y urbano. Los usos compatibles, cuidadosamente regulados en función de la altura de planta, permiten la necesaria mezcla de vida, trabajo, ocio y servicios.
Se pretende crear microclimas que permitan disfrutar del sol en invierno y de la sombra en verano, mediante una disposición inteligente de los volúmenes, de los elementos urbanos y gracias, también, a un avanzado sistema de pérgolas con refrigeración interna, con un circuito cerrado de agua, que rebaja hasta 12 grados la temperatura de la calle durante el periodo estival.
La orientación norte-sur es adecuada así las viviendas integradas en su medio ambiente favorecerán la reducción del consumo energético. El espacio interior de las viviendas es totalmente flexible, permitiendo a sus inquilinos que decidan como organizar su hogar según necesidades. Se crearán cubiertas vegetales con especies sin mantenimiento, ya que equilibran la temperatura y humedad durante todo el año.
El barrio está diseñado para convertirse en punto de encuentro de los ciudadanos, dotándoles de amplias zonas peatonales, jardines y áreas recreativas y liberándoles de las incomodidades del tráfico moderno. Se minimiza el uso de vehículos, con el consiguiente ahorro energético, la moderación de la contaminación y los efectos beneficiosos para la salud y la calidad de vida de las personas. El acceso de vehículos en el interior queda restringido a residentes, vehículos de transporte y emergencias. Todos los servicios urbanos se concentran en un anillo perimetral al que cada edificio acometerá en un único punto.
Los vehículos rodados se mantienen en el perímetro, donde se sitúan los accesos a los garajes subterráneos y el aparcamiento en superficie. Existen también unos pasos para vehículos que permiten acceder a puntos clave en el interior de la zona, pero dentro de un concepto de superficie de convivencia, donde el vehículo percibe su condición de invasor y la preferencia del peatón. Unos recorridos peatonales específicos enlazan con el sistema de espacios verdes y peatonales del resto del polígono.
Se propone, para ello, un diseño geométrico de calles pavimentadas pero no asfaltadas, preparadas para el tránsito de vehículos no contaminantes, como bicicletas, y, sólo excepcionalmente, para la circulación en coche de los residentes y del reparto de mercancías. Las áreas de paseo y descanso incluyen, además, mobiliario urbano como farolas, aparcabicis, bancos y árboles autóctonos de bajo mantenimiento que refuerzan el carácter peatonal de la nueva ciudad.
Se diseñan cuidadosamente los espacios libres para potenciar su disfrute y crear verdaderos lugares de convivencia con sencillos métodos de control climático para crear microclimas agradables en todos los momentos del año.
Una de las medidas para mantener un entorno saludable para los habitantes son los suelos filtrantes incorporando el ecosistema urbano a los ciclos y procesos de la biosfera: suelos filtrantes, urbanizar respetando suelos fértiles, introducir especies vegetales de mantenimiento mínimo, permitir que se desarrollen microfaunas y microfloras, etc.
Otra es la incorporación de la vegetación al diseño del espacio público y privado para crear microclimas, incluyendo especies con bajo consumo hídrico y resistencia a las condiciones climáticas del lugar con mantenimiento mínimo.
Finalmente se diseña el “árbol instantáneo”, una especie de pérgola equipada con conductos que hacen circular agua refrigerada naturalmente bajo tierra. Este sistema de intercambio de calor con el subsuelo mitiga el calor estival hasta en 15º y aumenta la temperatura en invierno. Se pueden integrar en el mobiliario urbano o en el diseño de la edificación, contribuyendo a la creación de microclimas.
Fuentes:
Google earth
Panoramio
Texto:
Esther Vidal Bartoll
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